17.10.14

TRAVELS: TAILANDIA (PARTE 2)


¡Buenos días a todos y a todas!

¡Por fin es viernes! Y este fin de semana se presenta cargadito de planes que me gustan, así que seguro que voy a disfrutar como una enana! 

El viernes pasado escribí el primer post sobre Tailandia y hoy os traigo las fotos de nuestra última parada del recorrido que hicimos en nuestra luna de miel. 

Hoy también quería  aprovechar para hacer una reflexión final sobre el viaje y las razones por las cuales yo me desencanté un poco con un destino que, a priori, parecía idílico. 

Contra la meteorología no podemos hacer nada. Eso, lo sabemos todos. Y nosotros tuvimos la grandísima mala suerte de ir a Tailandia en época de monzón. 

Durante los primeros días de viaje solo nos llovió un día en Bangkok y sólo fue por un momento... Pero al llegar a Ao-Nang (Krabi), con el tema de la meteorología fuimos de mal en peor. 

Ao-Nang era el destino final de nuestro viaje. La guinda del pastel. Nuestros últimos cinco días los pasábamos allí. Se supone que íbamos a disfrutar de unos merecidos días de descanso en la playa, relajados, disfrutando de lo que realmente era la esencia de la luna de miel. Pero por desgracia, no fue así. 

Nada más llegar, vimos que el mar estaba muy enfurecido y que hacía muchísimo viento. Además, lo que es el pueblo en si es como Salou o Lloret de Mar. No digo más. 

Los que ya nos conocéis un poquito sabéis que somos unos auténticos enamorados del mar y es precisamente en esta última parte del viaje donde más expectativas e ilusiones teníamos puestas.

La foto de abajo es de la playa de Ao-Nang. Si os fijáis bien en la imagen podréis ver el movimiento de las palmeras como consecuencia del viento que hacía, lo encapotado que se ve el cielo y lo desierta que estaba la playa (por el mal tiempo). Como punto a favor también podréis observar la belleza salvaje de la misma (una pena no haber podido disfrutarla ni un solo día!).  



Playa de Ao-Nang



De lo que si pudimos disfrutar a nuestra llegada es de un relajante paseo por una playa que estaba más que desértica. Una playa que te hacía sentir pequeño al verte envuelto por las enormes rocas que forman parte del paisaje.

Me llamaron mucho la atención estas curiosas flores blancas que encontramos al paso.

Playa de Ao-Nang
Playa Ao-Nang
Uno de los días que parecía que el tiempo nos había dado un pequeño respiro decidimos hacer una excursión en lancha rápida para conocer la belleza de la playa de Hong Island.

Tengo la gran suerte de no marearme, pero debo que reconocer que el trayecto de ida en lancha fue complicado (incluso para mi) debido a la dureza con la que rompían las olas contra nuestra embarcación.

Como dato objetivo os diré que los propios dueños de las embarcaciones iban pasando un cestillo entre todos los pasajeros repartiendo biodraminas por doquier! Yo no quiero decir nada, para que luego no me digan delicada, pero ahí queda la cosa... 

Las embarcaciones que veis en la foto de abajo son las típicas barcazas de madera tradicionales. 

Hong Island

Hong Island
Y por fin llegamos al paraíso! A una de esas playas que sólo vemos en las revistas...

Lo pasé tan mal durante el trayecto en lancha que cuando me tumbé en la arena me relajé tanto que me quedé dormida!

Hong Island
Pero si el trayecto de ida Hong Island había sido malo, no quiero ni contaros como fue el de vuelta!

Nos empezó a caer el diluvio universal cuando estábamos en alta mar y se empezaron a formar unas olas de aquí te espero! Os aseguro que nunca en mi vida había pasado tanto miedo. Y mirar la cara del conductor de la lancha no era lo más esperanzador del mundo... La tensión que se respiraba en el ambiente se podía cortar con un cuchillo! 

Y como no tuvimos bastante con esta inolvidable experiencia, otro magnífico día de tregua decidimos lanzarnos de nuevo a la aventura de visitar otra península cercana!

Esta vez decidimos descubrir River Island junto a una parejita de valencianos que nos acompañaban en el viaje.

De nuevo el mar estaba bastante enfurecido, y los marineros de Ao-Nang no querían partir desde su embarcadero, así que nos tuvimos que ir al pueblo más próximo para poder coger una barcaza tradicional. 

Qué aventura! Cada vez que rompía una ola, la barca saltaba un metro por los aires! Yo me quería morir de la vergüenza pero recuerdo que no podía parar de apretarle la pierna al marido de la chica valenciana. Lo siento, era puro instinto de supervivencia!

Por fin llegamos al destino, pero del mal tiempo que hacía no podías ni estirarte en la toalla un rato a relajarte.

River Island
Mi marido y yo somos muy acuáticos y si no podemos nadar (no nos podíamos bañar porque hacía muy mala mar) nos buscamos una actividad alternativa. 

Así que en River Island nos decidimos a hacer escalada por nuestra cuenta. Pero lo mejor de todo es que... ¡lo hicimos en chanclas! ¡Olé nosotros!

Lo difícil no fue subir, no. ¡Lo que no nos imaginábamos ni por asomo es lo que nos costaría bajar! Pero sin duda la aventura valió la pena porque mirar que vistas nos esperaban desde arriba (foto inferior).

River Island
Yo era la primera vez que hacía un viaje fuera de Europa y para mi fue realmente duro ver tanta pobreza, ver a los niños trabajar, ver como los adultos utilizan a los más pequeños como reclamo turístico para ganar dinero, la falta de infraestructuras, el caos... Lo siento, no estoy acostumbrada y quizás sea una persona excesivamente sensible y estas cosas me afectan más que a otras personas. 

Una de las cosas en las que más note la diferencia con respecto a Europa y la manera de entender el turismo de aquí, es el excesivo ofrecimiento por parte de los tailandeses de productos, masajes, viajes, comida... interrumpiendo cualquier paseo, conversación o actividad que estés llevando a cabo continuamente, considero que es una forma de negocio muy agresiva, llegándome a sentir en algún momento puntual hasta un poco "acosada" por parte de los vendedores. 

Por suerte, tengo la valiosísima virtud de recordar lo bueno y olvidar lo malo. No os he contado ni un tercio de las aventuras que allí vivimos, pero como os digo, prefiero pensar en las cosas positivas que me traje en la maleta.


River Island
Esto de los viajes es en definitiva una cuestión de gusto personal. Yo simplemente me he dedicado en este post a mostraros mi experiencia y valoración propia.

Espero que os haya gustado.

¡Que tengáis un buen fin de semana!

Un abrazo,


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